EL CARTERO MARTÍN
Érase una vez, un chico llamado
Martín que empezó a trabajar de cartero en Barcelona. Venía de un pequeñísimo
pueblo en un recóndito lugar de las montañas del Pirineo, por tanto, le costó
un poco acostumbrarse a trabajar en la gran ciudad.
Una de sus primeras faenas era
entregar una carta a la familia Garriga para informarles de que al cabo de
cinco días había una fiesta popular en el barrio de Sants. Se fue en dirección
a la casa pero no la encontraba, por suerte se encontró con un abuelo que le
indicó el camino. Y él, feliz, porque ahora ya sabía dónde vivían los Garriga,
se fue en la dirección que le había indicado el abuelo.
Sin embargo, en aquel
camino se encontró con un accidente en el que estaban implicados un coche y una
moto. El chico de la moto resultó herido grave, mientras que los ocupantes del
coche resultaron ilesos. Debido a este incidente, la policía cortó la calle y
no dejaban pasar a nadie. Así que tenía que buscar algún modo para poder llegar
a su destino, ya que sabía que si no llegaba a tiempo a entregar la carta a la
familia lo iban a despedir el primer día de su trabajo.
Él pensaba que podía haber sido una mala
idea ir a trabajar a la gran ciudad, creía que sería un caos total, pero si no
estaría en el paro así que se tenía que aguantarse con lo que tenía. La policía
y el conductor de la ambulancia le enseñaron a Martín un camino alternativo
para llegar a la casa.
Cuando llegó a la casa de los
Garriga se dio cuenta de que estaba cerrada pero vio a la vecina que estaba
regando las plantas de su jardín y le pidió si ella podría entregarles la carta
cuando regresaran. Ella dijo que sí, que no había ningún problema.
Por fin Martín había podido
cumplir en su primer día de trabajo, aunque pensó que tendría que aprenderse
muy bien todas las direcciones de la ciudad para poder ir más rápido y repartir
muchas más cartas en un día.
Gemma
Cufí y Ruben Camps
3r
ESO B/A